Y las runas emanaban cristalina agua, cual lagrima en declive sobre mi rostro, tus ojos gritaban las ganas de asfixiarme y la desesperacion que mi silencio te provocan. Mi boca quiere gritartelo y mi mente no lo permite, mis manos tiemblan ante la certidumbre de tu reacción si lo hago... Nuestra vida juntas esta en mis mis manos, más bien sobre mis labios. Esos labios que hoy dejan de pronunciar cual palabra ante tu prescencia, el reloj marca las siete, el oscuro perdiz de la ventana se ahoga en el bastardo silencio de la habitación, reclamando un sonido de ardiente pasión, que no podemos darle por que nuestras vidas hoy estan a punto de perder sentido juntas. Y la lluvia sigue callendo sobre el perdiz, y la ventana alumbra el rincón donde una vez nos amamos. No puedo expresar de manera comprendible lo que pasa, lo que siento... Nunca fuí buena explicando las cosas, mis palabras se enredan en mi mente y las ganas de ofrecerte un ejemplo barato de lo que hay en mi, no llevan a nada por que aún así nunca me entiendes.
Tu pregunta siempre es la misma y mi respuesta... también! Nunca digo nada, no expreso mi sentir hacia tus acciones y tus palabras solo se juntan en mi cerebro, donde guardo todos mis recuerdos a tu lado y con ganas de seguir contigo aunque sea la misma basura de todo el tiempo, me quedo una vez más hundida en el bastardo silencio que corrompe mi inutil vida. Seguimos caminando en círculos rumbo a ningún lugar por mi estúpido capricho de no dejarte jamás.
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